Voces de Nigeria: vivir con discapacidad en medio de un conflicto armado
La población del noreste de Nigeria vive en medio de un conflicto armado hace más de una década. Esto no ha impedido que los habitantes que padecen algún tipo de discapacidad enfrenten de manera directa las dificultades adicionales que se les presentan.
A Rita Yuguda le encanta viajar, escuchar música góspel y ver películas.
En 2019, cuando el conflicto armado llegó hasta la vivienda de su familia, en el noreste de Nigeria, sufrió lesiones que le cambiaron la vida: heridas de bala en la espalda y la pérdida de una mano. En el ataque, murieron su madre y su hermano.
Según cuenta, no fue sencillo volverse resiliente. "Tuve muchas dificultades, pero las superé. Acepté mi condición y me tranquilicé. Me enfoqué en lo que quería hacer", afirma Rita.
"Las personas con discapacidad no deben pensar que no pueden hacer planes".
Luego del incidente, Rita recibió ayuda: en el Centro de Rehabilitación Física de Maiduguri, le colocaron una prótesis de mano.
En la actualidad, Rita trabaja en el Centro como auxiliar de administración y recepción. Suele ser la primera persona a la que contactan quienes necesitan ayuda, como le sucedió a ella.
Desde noviembre de 2020 —cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fundó y cedió la gestión del Centro de Rehabilitación a las autoridades nigerianas— hasta la actualidad, el Centro ha ayudado a más de 1.500 personas con discapacidad.
Los conflictos armados pueden ocasionar muertes o amputaciones, o pueden hacer que la vida se vuelva más difícil para quienes ya viven con discapacidad.
Por ende, la razón de ser del Centro era simple. Las personas con discapacidad siempre deben recibir atención, incluso en medio de conflictos armados.
Por la experiencia de trabajo que tenemos en situaciones de conflicto armado en todo el mundo, sabemos que las personas con discapacidad pueden enfrentar dificultades adicionales para acceder a oportunidades en los ámbitos educativo, laboral y social.
Esa realidad es particularmente palpable en comunidades que ya sufren las presiones creadas por años de conflictos armados.
Por tal motivo, consideramos que las personas con discapacidad merecen tener todas las oportunidades de participar —en igualdad de condiciones— como miembros activos de la sociedad.
Murtala Bala tiene 20 años de edad y algún día quiere montar su propio negocio.
Hace cuatro años, perdió ambas piernas debido a la explosión de una bomba en medio del conflicto armado en el noreste de Nigeria.
"Lo único que oí fue un estruendo... El vehículo había chocado contra un artefacto explosivo, y perdí el conocimiento", relata Murtala.
Apoyamos el tratamiento de Murtala en una sala para heridos por arma del Hospital Estatal Especializado de Maiduguri antes de que el joven recibiera más ayuda en el Centro de Rehabilitación Física de Maiduguri.
Después de muchos años y esfuerzo, Murtala puede volver a andar. "Me enseñaron a caminar con las nuevas piernas artificiales, y ya no siento el dolor que tenía al principio", sostiene.
Pese a todo, Murtala pudo terminar la escuela secundaria. Ahora, quiere seguir estudiando.
Viendo que los conflictos armados tienden a ser cada vez más prolongados en todo el mundo, sabemos que se necesita encontrar soluciones sostenibles a los problemas humanitarios. Por esa razón, invertimos en la formación de quienes también pueden ayudar a los demás.
Amuda Nuhu necesitó años de formación para llegar a ser un experto en la fabricación de prótesis.
Sabemos de la importancia de este trabajo en lugares donde las balas o las explosiones de bombas pueden provocar lesiones que cambian la vida de las personas. Por eso, apoyamos tres años de estudios de Amuda en Tanzania.
Desde que regresó a Maiduguri y comenzó a trabajar en el Centro de Rehabilitación Física, Amuda puede poner en práctica lo aprendido.
"Fabricamos prótesis y órtesis para diversos tipos de pacientes: víctimas de conflictos armados, personas que nacieron con deformaciones congénitas y pacientes de amputaciones derivadas de enfermedades", explica.
Además del apoyo que reciben en materia de prótesis y órtesis, así como de fisioterapia, los pacientes del Centro acceden a servicios de atención psicosocial y de salud mental.
El trabajo y el optimismo de personas como Amuda, Rita y Murtala, que buscan soluciones sostenibles a las complejas dificultades que plantean los conflictos armados, son los factores que pueden ayudar a impulsar un cambio positivo.
Su trabajo marca la diferencia.