El Salvador: historia de una labor humanitaria guiada por la neutralidad

El Salvador: historia de una labor humanitaria guiada por la neutralidad

Familias a la espera de noticias de un ser querido que desapareció en el territorio o cruzando fronteras, comunidades afectadas por la violencia que anhelan un mejor futuro, personas que buscan un lugar seguro después de enfrentar un suceso que las obligó a desplazarse, un conflicto armado interno concluido hace 31 años... fragmentos de la historia de El Salvador en los que el CICR ha ofrecido una respuesta humanitaria cercana, guiada por sus principios de neutralidad, imparcialidad e independencia.
Artículo 13 abril 2023 El Salvador

Por Ahmad Hallak, jefe de la Misión del Comité Internacional de la Cruz Roja en El Salvador

Balance Humanitario 2022-2023

 

En momentos convulsos en que las situaciones de violencia afectan la rutina diaria de las comunidades y generan profundas consecuencias humanitarias, es habitual que se cuestione, malinterprete y condene la neutralidad, e incluso que se la confunda con indiferencia, silencio y pasividad.

Sin embargo, es importante comprender que ser neutral no significa voltear la mirada ante el sufrimiento humano; que el silencio público no es indiferencia. No tomar partido en controversias políticas, religiosas ni de ningún tipo le permite al CICR, como parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja, abrir puertas para llegar a quienes necesitan ayuda humanitaria. Este principio supone empatía, compasión por las víctimas de la violencia armada, y la capacidad de tramitar nuestras preocupaciones por una vía directa y confidencial con aquellos que tienen el poder de cambiar la situación.

La neutralidad es una herramienta vital del CICR para generar entornos de confianza, abrir canales de comunicación, promover mejoras y velar por la seguridad de su personal a través del diálogo confidencial. La finalidad principal de este modo de acción es conservar la confianza, tanto de las autoridades como de la población, para llegar donde se necesita nuestra labor humanitaria.

En El Salvador, la neutralidad nos permitió reestablecer el contacto entre familiares que habían perdido la comunicación durante el conflicto armado. También nos da la posibilidad de seguir trabajando en favor de las personas migrantes, retornadas o desplazadas internas, y de los familiares de las personas desaparecidas, así como llegar a lugares de detención y a zonas afectadas por la violencia donde podemos mejorar el acceso a la salud y la educación, reconstruir el tejido social, propiciar la organización comunitaria y llevar adelante otras acciones que cambian vidas.

Ser neutrales tampoco significa callar frente al sufrimiento humano. Por el contrario, el CICR sostiene un diálogo bilateral confidencial con quienes pueden ejercer una influencia positiva en la vida de las personas y atender sus necesidades. Es una modalidad de trabajo esencial de nuestra organización que, en los 160 años de su existencia, le ha permitido forjar relaciones de confianza, abrir canales de comunicación y promover cambios. Una organización humanitaria internacional tendrá mayores posibilidades de ser aceptada por todas las partes si actúa en forma verdaderamente neutral e independiente.

No es tarea sencilla hacer ver la importancia del principio de neutralidad, más aún cuando la labor del Movimiento puede ser objeto de controversias sociales, religiosas o políticas. Desestimar y amenazar este principio implica arriesgar la asistencia y protección que la institución puede brindar a las personas afectadas por situaciones de violencia armada.

Hans Haug, expresidente de la Cruz Roja suiza y autor del libro Humanidad para todos: El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, lo advirtió de manera quirúrgica: "Si el Movimiento quiere ser una comunidad mundial al servicio del alivio del sufrimiento humano, en todo tiempo y en todo lugar, y, según la definición del principio de 'humanidad', favorecer 'la comprensión mutua, la amistad, la cooperación y una paz duradera entre todos los pueblos', debe respetar muy estricta y lealmente, en caso tanto de conflicto armado como de controversia en tiempo de paz, este principio de neutralidad".

Un mundo sin acción humanitaria neutral e imparcial es un lugar más desolador para las víctimas y para todos.