Información errónea, desinformación y discursos de odio, en general: preguntas y respuestas

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se toma muy en serio la información errónea, la desinformación y el discurso de odio difundidos durante conflictos armados, y está decidido a encontrar formas eficaces de combatir este problema y sus consecuencias.
Artículo 17 febrero 2023 Luxemburgo

¿Cómo perjudican la información errónea, la desinformación y los discursos de odio a las poblaciones afectadas por conflictos y operaciones humanitarias?

La información errónea, la desinformación y los discursos de odio aumentan los riesgos a los que se ven expuestas las personas, así como su vulnerabilidad. Por ejemplo, proporcionar información deliberadamente falsa sobre servicios y recursos vitales a personas desplazadas que precisen ayuda humanitaria podría desviarlas de los cauces de asistencia y provocarles daños.

Asimismo, los discursos de odio contribuyen directa o indirectamente a poner en peligro la seguridad y la dignidad de la población civil. Por ejemplo, cuando este tipo de discursos se difunden a través de Internet, con la intención de incitar a la violencia contra un grupo minoritario, se pueden ocasionar daños psicológicos y sociales como resultado del acoso, la difamación y la intimidación.

La información errónea, la desinformación y los discursos de odio también merman la capacidad de las organizaciones humanitarias para operar en determinadas zonas, lo que en ocasiones dar lugar a que las necesidades de las personas afectadas por conflictos armados u otro tipo de violencia queden insatisfechas. Difundir información falsa y manipulada socava la confianza dentro de las comunidades y daña la reputación de las operaciones humanitarias.

En el caso de una organización como la nuestra, cuyo trabajo se fundamenta en la confianza, la difusión de desinformación, especialmente en contextos donde existe mucha tensión, puede escalar rápidamente, dando lugar a que el personal humanitario no tenga posibilidad de salir de sus oficinas, proporcionar ayuda para salvar vidas, visitar a detenidos o dar noticias a personas que han perdido el contacto con un familiar.

¿Existen otros ejemplos de daños reales causados por la información errónea, la desinformación y los discursos de odio?

Cuando los rumores, el estigma y los relatos perjudiciales se extienden, se producen, por ejemplo, situaciones en que las personas ya desplazadas o las familias vinculadas a una u otra parte en conflicto se ven incapacitadas para regresar a su lugar de origen en condiciones de seguridad.

En ocasiones, los relatos falsos sobre un determinado servicio humanitario socavan la confianza de las personas afectadas y les impide acceder a servicios esenciales para su bienestar, su seguridad o su dignidad. Por ejemplo, algunas personas podrían llegar a tener miedo de recibir una vacuna o un servicio de salud y otras tal vez se nieguen a recibir el cuerpo de un familiar fallecido porque ya no confían en la información que se les ha proporcionado.

La difusión de información errónea, desinformación y discursos de odio alimenta los actos de violencia dentro de las comunidades, especialmente contra los grupos vulnerables, los grupos minoritarios, los grupos étnicos y las organizaciones, incluidas las humanitarias y los equipos médicos.

Cuando la distorsión de la información compromete la capacidad de las personas afectadas por un conflicto de tomar decisiones bien informadas —decisiones que atañen a necesidades vitales como el acceso a la seguridad, el alojamiento y la atención sanitaria—, se producen daños en el mundo real.
Al difundir información errónea, desinformación y discursos de odio en una comunidad —organizada o no—, se generan climas de odio y de incitación a la violencia en línea y en los medios de comunicación, que pueden provocar la pérdida de vidas y otras consecuencias perjudiciales para la seguridad y la dignidad de las personas.

 ¿La difusión de desinformación infringe el derecho internacional humanitario?

Ciertos usos de la desinformación y los discursos de odio infringen el derecho internacional humanitario y otras normas del derecho internacional. Concretamente, el derecho internacional humanitario prohíbe que se promueva la transgresión del proprio derecho internacional humanitario (especialmente los crímenes de guerra), ya sea a través de Internet o de cualquier otro medio. Del mismo modo, prohíbe “los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población civil”. Esto significa que las amenazas de violencia están prohibidas si puede demostrarse que el objetivo principal de tales actividades es infundir pánico a la población civil.

Además, el derecho internacional humanitario prohíbe incitar a la violencia contra las operaciones humanitarias y el personal humanitario, y la difusión de desinformación destinada a obstaculizar o impedir su labor es difícil de conciliar con esta rama del derecho. Los Estados y otras partes de los conflictos armados no solo deben abstenerse de realizar este tipo de prácticas, sino que también deben proteger a las organizaciones humanitarias imparciales cuando haya agentes privados, incluidas las empresas, que amenacen sus operaciones.

No obstante, no toda la información errónea o la desinformación divulgada durante un conflicto armado está obligatoriamente contemplada dentro del derecho internacional humanitario. Dicho esto, hace decenios que existe el consenso de que las operaciones humanitarias imparciales y el personal humanitario que participa en ellas deben ser respetados y protegidos. Es por esta razón que conciliar la desinformación destinada a obstaculizar o impedir su labor resulta difícil de conciliar con el derecho internacional humanitario. En consecuencia, los Estados y otras partes de los conflictos armados no solo deben abstenerse de llevar a cabo este tipo de prácticas, sino también proteger a las organizaciones humanitarias imparciales cuando los agentes privados, incluidas las empresas, amenacen sus operaciones.

¿Cómo combate el CICR el problema de la información errónea, la desinformación y los discursos de odio?

El CICR se toma muy en serio la cuestión de la información errónea, la desinformación y los discursos de odio difundidos durante conflictos armados, y está decidido a encontrar formas eficaces de combatir este problema y sus consecuencias.

Con todo, se trata de una tarea desalentadora, ya que los avances tecnológicos, unidos a la politización y la polarización, están disparando la velocidad, la magnitud y la complejidad del problema.

Es absolutamente crucial que atajemos este problema, especialmente porque sus efectos tienen consecuencias muy reales para la población civil, por ejemplo, para las personas desplazadas y las familias de personas desaparecidas. Además, también es esencial tanto para preservar la confianza de las personas y las comunidades con las que trabajamos como para evitar que se nos instrumentalice con fines políticos.

Ante la probabilidad de que las amenazas digitales en el marco de conflictos armados aumenten y se vuelvan más sofisticadas y coordinadas, el CICR hace un llamamiento a todas las partes interesadas, especialmente a los Estados, los medios de comunicación y las empresas tecnológicas y otras empresas privadas, para que respeten y protejan a las organizaciones humanitarias imparciales, neutrales e independientes, y para que impidan que se produzcan y se propaguen este tipo de campañas de información errónea, desinformación y discursos de odio. Asimismo, instamos a todas las personas a que actúen con cautela a la hora de compartir información y a que ayuden a detener la difusión de la desinformación. Por su parte, el CICR se compromete a trabajar con sus asociados para combatir las causas fundamentales de la información errónea, la desinformación y los discursos de odio, así como a promover un mundo más informado y pacífico.