Psicoterapeuta en CICR

Campamento de Al Hol (Siria): “La mayoría de los niños aquí nunca vio una flor o una casa”, dice la psicoterapeuta del CICR

Al Hol es el campamento de personas refugiadas y desplazadas más grande de Siria. Hay casi 60.000 personas de decenas de países, en su mayoría mujeres y niños que viven en chozas en medio de la nada... durante años. Rodeado de una cuadrícula infranqueable, con una sensación de inseguridad continua y sin perspectiva de futuro. Es en este contexto que trabaja la psicoterapeuta Alessandra Lenner, delegada de salud mental del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Alessandra es italiana, asistió a personas refugiadas en Argelia y llegó a Al Hol con la misma misión: brindar un servicio de apoyo psicosocial y salud mental donde sea necesario. Un trabajo de gran responsabilidad y total dedicación, que trae consigo retos y un enorme aprendizaje sobre el terreno.
Artículo 29 enero 2022 Siria

¿Desde cuándo trabaja como psicoterapeuta del CICR en Al Hol? ¿Qué la motivó a dedicarse a esta tarea?

Esta misión en el nordeste de Siria es mi primera experiencia laboral en el CICR. Ha sido un poco más prolongada de lo que pensaba. En marzo, la misión habrá finalizado veintiún meses después de su inicio. Vi muchas cosas y trabajé mucho con Byan [oficial de Salud Mental y Apoyo Psicológico] en la implementación del servicio en el hospital de campaña desde el principio. Aquí hay muchas necesidades. Tanto los adultos como los niños han tenido innumerables experiencias traumáticas y todos viven en condiciones extremadamente difíciles. Además, ahora ha empezado a nevar... Todo es muy duro. ¿Qué me motivó? Siempre quise ser psicóloga, desde niña, así que cuando tuve que elegir una carrera universitaria, no me costó tomar la decisión.

Y la motivación para trabajar en estos contextos proviene del deseo de garantizar que se preste atención a los problemas psicológicos de nuestros beneficiarios y se dé respuesta a sus necesidades. Es importante ocuparse de las necesidades tanto físicas como emocionales para que las personas puedan recuperarse y, sobre todo, para mejorar su capacidad de reconstruir su vida y de volver tomar el control.

Hace unos años, la vida me llevó a Argelia. Fuimos a vivir a Argel con mi marido y mis tres hijas. Empecé a trabajar con personas refugiadas provenientes, principalmente, de países del África Subsahariana. Allí me dediqué a implementar respuestas de salud mental y apoyo psicosocial para ACNUR, y me di cuenta de que es fundamental dar respuestas de salud mental a tiempo, cuando se las necesita, en especial, en contextos donde no siempre es posible acceder a servicios de salud mental. Esa es la razón que me llevó al CICR y a Siria, es decir, ofrecer un servicio de salud mental y apoyo psicosocial cuando y donde se lo necesita, y de manera adecuada al contexto.

¿Cuáles fueron sus primeras impresiones al llegar a Al Hol?

La primera vez que visité el hospital de campaña de Al Hol fue en julio de 2020. Hacía muchísimo calor; fue la época en que empezaron a registrarse los primeros casos de COVID-19 en el campamento, y el equipo de salud estaba abocado a gestionar esa emergencia. Había algunas pacientes esperando sentadas en los bancos, vestidas con sus abayas negras, cada una con dos o tres hijos como mínimo. Esas mujeres, totalmente cubiertas de la cabeza a los pies, bajo el sol ardiente, que esperaban su turno durante horas, con sus hijos me hicieron pensar... ¿Cómo hacen? ¿Cómo es posible? ¿Cómo se las arreglan? Pero lo más difícil de asimilar fue cuando llegué al anexo, donde viven familias de otros países desde hace casi tres años. En el anexo se ven muchos niños; hay niños por todos lados. La mayoría, muy pequeños, de tres o cuatro años, que juegan solos en la tierra, cubiertos de polvo y nos miran con recelo. De inmediato, uno se da cuenta de que están habituados a estar todo el tiempo alerta y de que no es fácil llegar a ellos. En especial, al principio es difícil acostumbrarse al rechazo que sienten por nosotros. Hay que encontrar la forma de entenderlos. Es doloroso ver niños tan temerosos y desconfiados.

La imagen más dura es la de esas vallas interminables, largas e infranqueables. Aunque no sean muy altas, uno tiene la sensación de que allí no hay futuro, que no hay oportunidades del otro lado de la valla.

¿Cuáles son los sonidos, los olores, las imágenes más frecuentes allí?

La imagen más dura es la de esas vallas interminables, largas e infranqueables. Aunque no sean muy altas, uno tiene la sensación de que allí no hay futuro, que no hay oportunidades del otro lado de la valla. Apenas uno entra, lo sacude el olor de la tierra y el humo, de las letrinas y el combustible... y también se oye el motor de los grandes camiones que distribuyen insumos esenciales. Los niños tratan de subir a los camiones, pues para ellos eso es un juego. Lamentablemente, hubo algunos accidentes en esos meses. Después están los perros... ladran, comen las sobras y deambulan en manada. Para los niños, los perros son sus amigos, dicen que los protegen. A mí me gustan los perros, pero esos daban miedo. Y las tiendas de campaña... hay miles.

¿Cómo y cuándo se estableció Al Hol?

El campamento de Al Hol se estableció a principios de 1991 para los refugiados iraquíes durante la Guerra del Golfo y luego la ACNUR volvió a abrirlo a principios de 2003 para los refugiados iraquíes que huían de la Guerra de Irak. En 2012, cuando cayó en manos del Estado Islámico, la zona se transformó en un distrito residencial para miembros del Estado Islámico y sus familiares. Entre 2016 y 2018, la población siria de Al Hol se incrementó con la llegada de personas internamente desplazadas provenientes de otras regiones de Siria.

Entre diciembre de 2018 y marzo de 2019, en el campamento de Al Hol hubo un flujo masivo y constante de personas internamente desplazadas que venían de la zona de Baguz, el último bastión del Estado Islámico en Siria. Durante ese período, llegaron más de 63.000 personas al campamento, lo que representó una gran presión para la infraestructura existente.

Con la caída del califato del Estado Islámico, la población de Al Hol llegó a tener más de 73.000 personas. Cerca de 11.000 eran ciudadanos de terceros países, es decir, las mujeres y los niños de extranjeros que se habían unido al Estado Islámico. De acuerdo con la última actualización (23/01/2022), hay 56.140 beneficiarios.

Alessandra y algunos niños en la tienda de apoyo psicosocial antes del inicio de la actividad.
Alessandra y algunos niños en la tienda de apoyo psicosocial antes del inicio de la actividad.

De las casi 60 000 personas que viven en el campamento, dos tercios son niños y mujeres. Muchos no cuentan con documentos de identificación o ciudadanía. ¿De dónde vienen?

Actualmente, el campamento está estructurado en ocho fases (más una extensión de la cuarta fase) y un anexo con cinco fases. Los refugiados iraquíes y las personas internamente desplazadas de nacionalidad siria están alojados en distintas fases del campamento principal, mientras que los ciudadanos de otros países se ubican en el anexo, separados del resto de la población del campamento. Los refugiados iraquíes están alojados en las fases 1, 2, 3 y 7, mientras que las personas internamente desplazadas de origen sirio viven en las fases 4, 5 y 6.

Alessandra y uno de sus primeros pacientes en el campamento.
Alessandra y uno de sus primeros pacientes en el campamento.

En este campamento, la mayor fuente de estrés es la falta de esperanza. Las personas dudan continuamente respecto de qué les deparará el futuro. Y esto les ocurre a muchos niños, que lo expresan con síntomas como enuresis nocturna, trastornos del sueño o dificultades para controlar las emociones.

¿Al Hol es diferente de los otros campamentos donde trabaja el CICR?

Como esta es mi primera misión con el CICR, solo puedo compararlo con el campamento que visité mientras trabajaba para otras organizaciones. La diferencia principal es que, en este campamento, sobre todo en el anexo, la mayor fuente de estrés es la falta de esperanza. Las personas dudan continuamente respecto de qué les deparará el futuro. Y esto les ocurre a muchos niños, que lo expresan con síntomas como enuresis nocturna, trastornos del sueño o dificultades para controlar las emociones.

¿Cómo es Al Hol? ¿Podría hacer una descripción?

Al Hol es un campamento enorme que creció más de lo esperado y más rápidamente que lo previsto. Se extiende por el pequeño poblado de Al Hol. Es un campamento enorme de tiendas de campaña de color blanco que se divisa desde una distancia de unos pocos kilómetros. Es muy grande y se erige en un territorio muy árido en una zona de clima extremadamente cálido durante el verano y de inviernos crudos. Como le he comentado, estos días está nevando.

Un campamento debería ser una "solución temporaria". Después de varios años, es difícil vivir en el campamento y no perder las esperanzas. Una mujer me dijo: "Parece que no hay lugar en el mundo para mí y para mis hijos".

¿Cómo es la vida diaria en Al Hol? ¿A qué se dedican las personas? ¿Qué comen? ¿Dónde duermen?

La vida en el campamento está plagada de dificultades: actividades tan cotidianas como ir al baño, conseguir agua o comprar alimentos en el mercado pueden presentar múltiples obstáculos. Las personas viven en tiendas de campaña, donde hace mucho calor en verano y mucho frío en invierno, a pesar de los esfuerzos de distintas organizaciones y del CICR por proporcionar tiendas de campaña de buena calidad. Un campamento no es un lugar preparado para reemplazar a un poblado. Un campamento debería ser una "solución temporaria". Después de varios años, es difícil vivir en el campamento y no perder las esperanzas. Una mujer me dijo: "Parece que no hay lugar en el mundo para mí y para mis hijos". La vida en el campamento está detenida para algunos beneficiarios, y los niños se crían en un lugar que no contempla sus necesidades básicas.

¿Cuáles son las principales necesidades de los niños que viven en Al Hol? ¿Cuáles son los estigmas a los que deben hacer frente?

Los niños necesitan de todo, pero, antes que nada, necesitan que se los considere niños, que se los respete y se los vea como niños que viven en un contexto difícil de sobrellevar. Soportan el estigma de formar parte de algo que jamás han elegido. No conocen el mundo, la mayoría nunca vio una flor o una casa, ni fue al colegio, y muchos viven con miedo. Como afirma uno de los psiquiatras que más admiro: "Los niños resilientes no nacen, se hacen". Todos tenemos la responsabilidad de cuidar a los niños y de darles la oportunidad de aprender a ser resilientes y a superar lo que les toca vivir. Y esos niños viven en un lugar que no contempla sus necesidades.

Los niños necesitan de todo. No conocen el mundo, la mayoría nunca vio una flor o una casa, ni fue al colegio, y muchos viven con miedo.

¿Cuáles son las consecuencias de las privaciones que sufren esos niños?

 

En este punto, tengo que hacer una distinción entre los niños que viven en las fases (refugiados de Irak o personas internamente desplazadas) y los que viven en el anexo (ciudadanos de terceros países).

En el anexo, el signo más doloroso de la angustia es la dificultad de algunos niños para comprender y controlar sus emociones. Esto vale, en especial, para los varones. Crecen sin una figura masculina (todos los hombres se encuentran en lugares de detención) y cuando cumplen 12 años, son enviados a centros de rehabilitación. Esto tiene profundas repercusiones en el bienestar psicológico de los niños. Crecer en este panorama es una carga adicional para niños que ya han pasado por distintas experiencias traumáticas. En especial, los varones viven constantemente con miedo, lo que impacta tremendamente en sus vidas.

En las fases, también hay grandes necesidades, y hemos observado signos de trastorno por estrés postraumático, y también madres que se sienten incapaces de satisfacer las necesidades básicas de sus hijos, de gestionar su propio estrés y de ofrecerles a los niños un ambiente emocional y social adecuado. Algunos niños no saben cómo sostener una lapicera ni decir qué cosas les gustan...

Pero, sobre todas las cosas, todos los niños viven en un estado permanente de desesperanza.

¿Como trabaja con esos niños y esas mujeres? ¿Quisiera compartir alguna historia inspiradora de personas que haya conocido en Al Hol?

 

En la tienda donde brindamos apoyo psicosocial, organizamos actividades tomadas de "Un libro sobre mí". Se trata de un libro que recoge actividades ideadas para abordar las necesidades de niños que han desarrollado, o tienen probabilidades de desarrollar, trastornos de salud mental como consecuencia de la guerra, la tortura o la migración forzada. Nuestra labor se centra principalmente en ayudar a los niños a reflexionar sobre sus recuerdos, sus emociones y sus preferencias personales. Les pedimos que hablen de lo que les gusta hacer, lo que los pone contentos, lo que les gusta hacer a sus hermanos y primos, y también que piensen en las personas que son importantes para ellos. Luego, los hacemos dibujar, pintar o armar estructuras con bloques de madera. También pueden dibujar una flor y escribir en ella el nombre de las personas en las que confían. Este es un ejercicio que cuenta con la aceptación de los niños y también de las mujeres jóvenes. Adaptamos las actividades al contexto; por ejemplo, no les pedimos que dibujen el cuerpo humano. Algunos niños vienen con mayor frecuencia a la tienda de campaña donde brindamos apoyo psicosocial, lo que es bueno, porque los acompañamos y vemos cómo pueden adaptarse mejor al contexto.

En el anexo, lodo es más complicado. No tenemos un lugar asignado, así que ponemos alfombras en el suelo para delimitar nuestro espacio de trabajo. Ahora usamos tres alfombras, una para los niños, una para los más pequeños y otra para las niñas. Tenemos nuestra rutina, y lo bueno es que los que vienen más seguido la están aprendiendo. Cuando llegamos, alrededor de las 11, comenzamos a montar nuestro espacio de trabajo. Colgamos algunas lonas para tener sombra, porque en verano la temperatura puede llegar casi a los 50 grados. Luego desenrollamos las alfombras cerca de la unidad móvil de salud y apoyamos las tablas de madera donde dibujan los niños.

Empezamos por un mandala, un diseño que nos ofrece varias ventajas. En primer lugar, los niños lo aceptan, así que buscamos e imprimimos una gran variedad de mandalas. A los niños les gusta colorearlos y así se estimula la concentración y sube la autoestima. A veces, pasan mucho tiempo coloreando y se lo toman muy en serio. Sobre todo, la actividad los ayuda a relajarse y a compartir un espacio de trabajo y una tarea. Normalmente, con las niñas es más sencillo, porque están más predispuestas a compartir los materiales y a respetar a los demás. Con los niños, aunque no con todos, no es tan fácil. A veces, uno o dos niños acaparan todos los lápices o usan lenguaje ofensivo.

Ahora estamos intentando promover la interacción con los niños mediante la presencia de un colega hombre. Así los niños se frustran menos que cuando tienen que hablar con una mujer. También tenemos que recordar que ellos no tienen una presencia masculina en su vida y, por esa razón, conviene brindarles la oportunidad de relacionarse con una figura masculina que ejerza una influencia positiva y en la que puedan confiar. Luego hacemos alguna actividad con animales o la naturaleza en general. Les gusta conocer cosas nuevas y escuchar las curiosidades que les contamos. Por ejemplo, les contamos características de los rinocerontes, el águila del desierto o los leones. Normalmente, les mostramos mapas para indicarles dónde habitan esos animales. Son curiosos, miran los mapas y quieren saber si un animal determinado se encuentra en sus países de origen.

Luego pasamos a una actividad de índole más psicosocial sobre sus emociones o preferencias. El día en que nos centramos en el rinoceronte, por ejemplo, hablamos de "Las cosas que te hacen especial", que en el caso del rinoceronte es el cuerno. Y les preguntamos qué los hacía especiales a ellos o qué era especial para ellos. Un niño dibujó una hermosa mesa tendida con dátiles y cuscús. Representó una parte de su propia cultura y quiso que supiéramos lo orgulloso que estaba de la gastronomía de su país. Otro día hablamos de la luna durante una actividad titulada "Qué te gusta hacer antes de ir a dormir". La actividad estaba dedicada a la rutina nocturna que, en un contexto como este, es muy frágil, pero no deja de ser importante para todos los niños.

Ese día, una niña que viene con regularidad representó el interior de una tienda de campaña donde ella y su hermano estaban dibujando antes de ir a dormir. Todos le tenemos mucho cariño a esta niña. Byan se entrevistó con la madre de la niña en cuatro oportunidades. La mujer presentaba signos graves de ansiedad. Decía que ya no podía ocuparse de sus hijos. No tenía fuerzas ni ganas de nada. Como he mencionado, es muy importante apoyar a las madres. En este caso, ayudar a la mujer a adaptarse al contexto (empezó a cocinar y vender lo que cocinaba) tuvo un efecto inmediato en el bienestar de la hija. La madre confía en nosotros y deja que la niña se acerque a nuestro espacio.

Todas las actividades que organizamos están adaptadas a este contexto en particular. Hablando con las madres, aprendimos que algunas imágenes no están permitidas. ¿Pero cómo hacemos que los niños aprendan sin imágenes? Luego nos dimos cuenta de que los ojos son importantes. Ahora cubrimos los ojos y todos aceptan la actividad.

Hemos observado signos de trastorno por estrés postraumático, y también madres que se sienten incapaces de satisfacer las necesidades básicas de sus hijos. Algunos niños no saben cómo sostener una lapicera ni decir qué cosas les gustan.

¿Cuáles son los sueños de estos niños?

Ellos expresan mucho a través de las actividades que les preparamos. Sus sueños son muchos y muy diversos: sueñan con una casa con jardín, una mesa con cuscús y jugos de fruta, y muchos aún sueñan con regresar a sus hogares. Cuando les mostramos mapas, algunos señalan su país y nos lo muestran. Para nosotros, lo más importante y sorprendente es que estos niños, que viven en un entorno sumamente problemático donde sus necesidades no se tienen en cuenta y que han sobrevivido a la guerra y la migración forzada, no hayan dejado de soñar, y sean capaces de expresar y compartir sus sueños. No fue nada fácil lograr que confiaran en nosotros, y todavía hay muchos que no confían, pero, cuando vemos lo que son capaces de hacer y de comunicar con un puñado de lápices y una hoja de papel, nos olvidamos de la frustración y el cansancio por todas las veces que fracasamos, de los días difíciles.