Crisis de los refugiados sirios

Más de seis años de enfrentamientos han causado muerte y destrucción en Siria. Más de cuatro millones de personas huyeron del país; muchos de ellos son niños.

Muchas personas desplazadas en Siria se van a dormir con el estómago vacío en un depósito polvoriento, sobre el piso de una ruidosa fábrica comunitaria, o en una cancha de fútbol en desuso, rodeadas de extraños, en un lugar que jamás debería ser llamado ”hogar”. CC BY-NC-ND / CICR / Matthew Morris

La guerra incesante dio lugar a una crisis migratoria siria, en la que millones de personas escaparon de sus hogares por los incesantes bombardeos y enfrentamientos, la mayoría apenas con lo puesto. Niños, ancianos, personas con discapacidades, hombres y mujeres sin otra opción que la de huir por sus vidas.

Muchos perecieron en el intento; algún caso saltó a los titulares de los diarios, como el del niño Aylan Kurdi, hallado sin vida en una playa turca. Pero en su inmensa mayoría, las penurias de los refugiados sirios son una tragedia ignorada y en muchos casos, encuentran hostilidad en sus lugares de destino.


Nadie en su sano juicio elige arriesgar su vida embarcándose hacia lo desconocido en un viaje plagado de peligros.

Marianne Gasser, jefa de la delegación del CICR en Damasco, Siria

El campamento de refugiados de Al Hol, que visitamos en marzo de 2019, alberga a más de 55.000 personas. Tiene el tamaño de una ciudad pequeña.

Debido a los intensos enfrentamientos en el noreste de Siria, los pobladores se vieron forzados a huir de sus hogares y dejaron todas sus pertenencias. Si bien algunos de ellos encontraron refugio en casa de familiares o amigos, muchos otros permanecen en refugios, campamentos o asentamientos improvisados de desplazados internos.

En el resto de Siria, a ocho años del inicio de este desastroso conflicto, la violencia no ha llegado a su fin. Se ha registrado una escalada reciente de los enfrentamientos y de la violencia en algunas zonas del interior de Idlib y en los alrededores. Decenas de miles de personas han sido desplazadas como consecuencia de un rebrote de las hostilidades. Cualquier resurgimiento de la violencia empeorará aún más su situación. 

Los desplazados sirios narran tristes historias de desplazamiento de sus hogares, temor frente al crudo invierno y a la falta de agua, alimentos y electricidad. Sus opciones son crueles: o comprar alimentos para sus hijos o defenderlos del frío. La mayoría no tiene cómo costear ninguna de estas alternativas.

Familia desplazada en Siria. CC BY-NC-ND / CICR 

Entre los principales destinos de quienes huyen de la violencia en Siria se encuentran Líbano, Irak y Jordania.

En esos países, tanto residentes como refugiados atraviesan una situación crítica a raíz de las deficiencias en la infraestructura y las limitaciones en el acceso a los servicios básicos. Muchos niños refugiados no reciben ningún tipo de formación y aquellos que se enferman tienen grandes dificultades para obtener la atención médica que necesitan.

Cada vez que se avecina el invierno, empeoran las condiciones de vida de la población en general, pero en especial las de los refugiados, muchos de los cuales viven en tiendas de campaña y viviendas precarias.

Alaa Al Nabaa, jefe de los servicios de emergencia de la Cruz Roja Libanesa en Chebaa, una remota ciudad libanesa cercana a la frontera con Siria, describe cómo él y su equipo rescataron a familias sirias que quedaron atrapadas por la nieve y el hielo en las montañas de Jebel el Sheikh cuando huían de los enfrentamientos en su país.

La acción del CICR por los refugiados sirios

El CICR junto con las filiales locales de la Media Luna Roja, brindan alimentos, mantas, agua, artículos esenciales y atención médica a los residentes en campos de refugiados sirios instalados en países vecinos. También colocan material aislante en las viviendas de refugiados sirios que viven en asentamientos informales para combatir el frío durante el duro invierno.

En el campamento de Al Hol, entrega alimentos a las personas recién llegadas, habilitarles el acceso al agua, poner a su disposición tiendas de campañas y atención médica esencial, así como para restablecer el contacto entre familiares. Sin embargo, es evidente que se necesita mucho más: más refugio, más alimentos, más agua potable, un mejor saneamiento y más servicios de salud.

El CICR realiza asimismo campañas de vacunación para evitar la propagación de enfermedades entre los desplazados sirios.

En Al Hol y en otros campamentos, el CICR presta servicios para ayudar a las personas a restablecer o mantener el contacto con familiares de quienes no tienen noticias o han sido separados a raíz del conflicto. Desde principios de 2018, el CICR ha recopilado 1.661 mensajes de tipo "sano y salvo" y mensajes de Cruz Roja con noticias de familiares que se hallan en los campamentos, y entregado 655 de esos mensajes.

Refugiados sirios : Oficina del CICR, Amán, Jordania. Al igual que su hermano, la hija de Abu Umran da sus huellas digitales para confeccionar su documento de viaje. CC BY-NC-ND / CICR

Oficina del CICR, Amán, Jordania. Al igual que su hermano, la hija de Abu Umran da sus huellas digitales para confeccionar su documento de viaje. CC BY-NC-ND / CICR 

El CICR también visita a personas detenidas en relación con el conflicto librado en el nordeste de Siria que se hallan en algunos lugares de detención bajo la órbita de la administración local. En esas visitas, presta servicios humanitarios, como el restablecimiento o el mantenimiento del contacto entre familiares.

El diálogo que mantiene el CICR con los actores relacionados con la detención es confidencial y gira en torno de la prestación de servicios esenciales, así como de la observación de las condiciones de detención y del trato dispensado a las personas detenidas.