Guta Oriental: muchas necesidades, poca recuperación

  • Antes de la guerra, Abu Ammar transportaba frutas y verduras en su vehículo. La animada región de Guta Oriental era la principal proveedora de productos agrícolas en los mercados de Damasco, pero los años de enfrentamientos acabaron con la infraestructura del sector. Abu Ammar sigue trabajando. Solo que ahora transporta escombros en lugar de verduras.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • Abu Jaled tenía una tienda de artículos de librería en Erbin, una localidad de Guta Oriental. Perdió todo a causa de la guerra. Sin electricidad, los veranos pueden ser una experiencia atroz para los habitantes de la región. En busca de oportunidades que le permitieran alimentar a sus tres hijos, Jaled encontró una solución que ayuda a las personas a conservar los alimentos durante los meses de verano: cada día, transporta bloques de hielo desde Damasco y los vende en Guta Oriental.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • Tras perder su trabajo de plomero, Mehi Eldeen quedó en medio de la ruina que provocó la guerra. Rodeado de destrucción, encontró una nueva ocupación: quitar los escombros del interior de los edificios derrumbados. Algún día, tiene la esperanza de volver a dedicarse a la plomería.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • Motaz, un carpintero que durante años se dedicó a la construcción de muebles antes de que estallara el conflicto, ahora recoge lo que la guerra destruyó. Según él, muchas personas quieren regresar a sus hogares en Guta Oriental. Recoge los escombros de las casas en un intento por dejarlas nuevamente habitables. Quizás, algún día, Motaz pueda regresar a su carpintería y entrar en esos mismos edificios para entregar muebles.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • Abdulá vive actualmente en Zamalka. Al igual que miles de niños en Guta Oriental, este pequeño de ocho años no ha ido nunca a la escuela. Este año, está feliz porque, finalmente, va a poder ir. Su plan es trabajar mucho para cumplir su sueño de ser carnicero, como su padre.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • Es muy difícil imaginar el dolor y la angustia que seguramente sienten estas personas al estar en medio de las ruinas de lo que, alguna vez, fueron sus hogares.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
  • He visto mucha destrucción y he escuchado a cientos de personas. En la mayoría de los casos, fue muy duro saber de sus historias sin poder ayudarlas. A veces, se siente mejor cuando nuestro equipo lleva esperanza donde no la hay, pero estas personas nos enseñan cómo salir adelante, y eso es siempre inspirador.
    CC BY-NC-ND / CICR / Ali Youssef
17 agosto 2018

Trabajo en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) desde hace tres años. Durante ese tiempo, he visitado muchas ciudades de Siria. Lo que más me inspira en todos mis viajes es conocer a nuevas personas e interactuar con ellas.

La semana pasada, visité a un grupo de personas que aún vive entre los escombros de Guta Oriental, donde actualmente habitan unas 300.000 personas. Todas ellas comparten la penuria de tener que vivir en condiciones tan difíciles.

La única fuente de agua potable que tienen son los tanques suministrados por el CICR, y que llenamos nosotros u otras organizaciones humanitarias. Las personas con las que conversé solían dedicarse a la carpintería, la plomería o la venta de verduras. Hoy, el único trabajo que la mayoría encuentra es el transporte de escombros.

Por Ali Yousef, CICR, Siria